¿Qué es la Limpieza Facial?

 
La limpieza facial tiene un rol esencial en la prevención de arrugas e imperfecciones. Su realización se basa en la eliminación de impurezas de la piel y células muertas para devolverle energía y vitalidad al rostro.
 

Tratamiento

Una limpieza facial puede durar una hora aproximadamente y consta de tres partes distintas: la limpieza propiamente dicha, masaje tonificante y nutrición.
 
  • Limpieza facial: Se aplican distintos productos que limpian la parte superficial de la cara. A continuación se abren los poros mediante vapor para drenar las impurezas gracias a productos especiales. Cada piel (seca, grasa o mixta) necesitará un tipo de producto distinto.

  • Masaje: en este punto es importante cerrar los poros y descongestionar la piel después del drenaje. Se aplican productos en gel o crema y se da un masaje relajante y tonificante.

  • Nutrición: la piel ya está lista para aprovechar al máximo los nutrientes y vitaminas de las mascarillas u otros tratamientos que vengan a continuación.

La limpieza facial básica puede completarse con peelings, láser, ácido glicólico y otros tratamientos más intensivos que no suelen ir incluidos en el paquete básico.
 

Resultados

Una vez terminada la limpieza facial, la piel está preparada para aprovechar al máximo las propiedades de los cosméticos que usamos a diario. Con la limpieza facial hidratamos, eliminamos toxinas, se reduce el acné (menos poros obstruidos) y relajamos y mejoramos la circulación de la cara, ganando en tersura y elasticidad.
 
Es recomendable hacerse  una limpieza facial como mínimo una vez al año, el máximo depende de cada tipo de piel. Una piel normal puede hacerse una limpieza de cutis cada tres o cuatro meses. Las pieles maduras o muy secas necesitan más ayuda, con lo que deberían hacerse una cada seis semanas como mucho. Las pieles más problemáticas pueden necesitar una limpieza incluso más a menudo.
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